Mi hijo quiere mi teléfono móvil

Mi hijo quiere mi teléfono móvil ¡Actúa ya con firmeza!

Mi hijo quiere mi teléfono móvil, esto es algo que nos pasa cada día. Nos encontramos ante una situación muy propia de padres millennials. Mi hijo, de entre 3 y 10 años, nos pide constantemente el smartphone para jugar, ver vídeos y realizar otras actividades propias de niños que pueden hacer con esta tecnología. A partir de los 10 años, empiezan a pedir su propio teléfono, pero eso es otra historia.

No sabemos exactamente cuándo empezó a pedírnoslo ni cuándo empezamos a prestarle el teléfono para que se entretuviera. Si echamos la vista atrás, en algún momento nos pareció gracioso e incluso apropiado dárselo. Tuvimos nuestras razones para hacerlo y estaba justificado.

¿Cuándo fue? ¿Fue aquel día que lloraba y lloraba y no se callaba? ¿O fue aquel día que estaba impertinente porque su hermano le estaba molestando? O quizás fue aquel día que estábamos cenando con unos amigos y necesitábamos que estuviera callado. Espera, espera, ¿tal vez fue el día que estábamos en el coche manteniendo una conversación y él no paraba de chillar?

Da igual cuándo fue. El niño o la niña ha crecido y quiere mi teléfono móvil con mucha insistencia, tanta, que a veces resulta agotador. Tengo el teléfono lleno de aplicaciones infantiles y cada vez me va más lento. No soporto verlo tan enganchado a un aparato.

Apartados de la publicación
  1. Celular o móvil para bebés
  2. Móvil de juguete para mi hijo pequeño
  3. Móvil para niños
  4. Móviles didácticos para niños
  5. Mi hijo quiere mi teléfono móvil. ¿Esta enganchado?
  6. ¿Cómo desenganchar a mi hijo pequeño que quiere mi teléfono móvil de la tecnología?
  7. Cómo desenganchar a un adolescente del móvil o celular
  8. Libros sobre "mi hijo quiere mi teléfono móvil"

Celular o móvil para bebés

Aunque no nos demos cuenta, lo más probable es que hayamos comenzado a enganchar a nuestros hijos o hijas con el móvil desde pequeños. Sí, no podemos evitar nuestra responsabilidad. Por una cosa u otra, hemos inculcado en nuestro hijo la necesidad de tener un aparato en las manos.

Piensa en aquel día que el niño o la niña no paraba de llorar y eran las 3 de la mañana. No parábamos de un lado para otro, lo balanceábamos, no sabíamos qué tenía, no sabíamos qué hacer. Se nos ocurrió ponerle una canción en el celular. Primer error.

Se ha dormido, milagro, le ha relajado. Es uno de los poderes que tiene la música. A lo mejor teníamos un cassette, pero el teléfono lo bueno que tiene es que es más rápido y lo tenemos más a mano. No es un problema...

El problema llega cuando a las dos noches lo volvemos a utilizar porque nos funcionó. Al día siguiente otra vez, y al otro, y al otro. Y así pasa el tiempo. Hasta que cumple un año. El niño o la niña ya tiene la pinza ganada, ya puede mantener cosas en las manos. Y, por lo tanto, ya puede dormirse con ellas en las manos. Las canciones infantiles son las reinas de las pantallas en estos primeros años.

Móvil de juguete para mi hijo pequeño

Ya a una edad de dos o tres años, nos parece gracioso que el niño o la niña nos pida el teléfono móvil o celular, y pensamos que puede ser un buen regalo un móvil de juguete. Mi hijo pequeño quiere mi móvil, pero buscamos en las tiendas el más real hasta que damos con él. No tiene mucha lógica, pero lo hacemos.

Suelen ser pequeñitos con sonidos de animales o de acciones. Estos capturan la atención del niño o niña por dos o tres días, hasta que se dan cuenta de que el de papá o mamá hace más cosas. Y vuelven a necesitarlo.

Los móviles de juguete no sirven para nada, solo tienen una función pedagógica. Son un montón de plástico que los niños no le dan ninguna utilidad a esta edad. Cuando son más grandes y tienen acceso al simbolismo, pueden llegar a tener una mayor funcionalidad.

Móvil para niños

A partir de los cuatro años, la necesidad de los niños y niñas por los teléfonos móviles de sus progenitores se hace más evidente. Una de las frases más comunes en los chats de padres y madres es: "Mi hijo quiere mi teléfono móvil". Y viene seguida de esta pregunta: "¿Qué hago?".

En este momento, suele aparecer el "experto" en tecnología y suele soltar la perla: "Pues nosotros en casa le hemos comprado el teléfono móvil de Vtech y está encantado". "No cuesta más que" unos 60 euros (64 dólares).

Está en lo cierto, llama la atención del niño o la niña durante una semana, hasta que lo deja tirado. No hace nada, solo tiene tres juegos preinstalados, si quieres más tienes que pagar por ellos. Además, no son tan entretenidos como los que tenemos en nuestro móvil.

Nosotros también nos damos cuenta de esto y acabamos cediendo ante su petición, situación que se repite día tras día. Si no le damos el teléfono, monta muchas pataletas, estemos donde estemos. Se enfada y llora mucho. Nuestra respuesta es: "Cinco minutos y me lo devuelves". Aun así, sabemos que esto no es real, se lo dejaremos media hora o hasta que lleguemos al lugar al que íbamos.

Con el paso de los años, llega a casa el cuñado, una persona que lo sabe todo sobre tecnología, y nos recomienda que le regalemos un móvil de una vez. Si no estamos del todo seguros, primero se lo regalamos sin internet, solo para llamadas y con wifi en casa. Error, si lo que quiere son juegos, ¿para qué quiere un niño de 9 años un móvil?

Móviles didácticos para niños

Hasta aquí nuestra crítica. Es cierto que los millennials somos los culpables de que nuestros hijos estén empantallados. No hay que mirar para otro lado. Pero los millennials somos personas resolutivas, que tenemos muchas estrategias para acabar con los problemas. Y sí, esto es un problema.

Nosotros crecimos con los primeros ordenadores, pero cuando teníamos entre 10 y 16 años. Nuestros padres y madres nos limitaron muy bien el uso de estos recursos. Teníamos la Sega Saturn, la Mega Drive, la PlayStation 1 o 2... Los padres y madres que lograron limitar estas pantallas hicieron algo bien con nosotros. Les costó, pero en la mayoría de las cosas acertaron.

Sin embargo, no debemos olvidar que estamos en el siglo XXI, no podemos dejarlo de un lado. Los móviles y celulares forman parte de nuestra vida. Y a nivel didáctico no podemos dejarlo a un lado. En el aula ya se esta debatiendo si es bueno o es malo. En nuestra opinión es buenísimo si se utiliza con sentido. Es de recibo decir que en un ambiente didáctico es fácil que se le de este uso, pero nunca se sabe.

Nosotros y nosotras como padres y madres podemos hacer mucho. Ya que tenemos al niño o niña con el móvil muchas horas, podríamos aprovechar para ponerle aplicaciones didácticas. Son aplicaciones gratuitas que podemos descargar en el celular para enseñar. Un ejemplo podría ser la app “Juegos educativos para niños”.

Mi hijo quiere mi teléfono móvil. ¿Esta enganchado?

Una vez que hemos detectado algo extraño, tenemos que hacernos varias preguntas para, a su vez, responder a esta pregunta que tanto nos hacemos los millennials. Lo primero es pensar si tu hijo o hija tiene un comportamiento extraño cuando le dices que no le vas a dar el teléfono. ¿Llora, patalea, te discute, te intenta convencer, te pide 5 minutos? ¿Exageramos?

Cuando son un poco más grandes, llegando a la adolescencia y tienen su propio teléfono móvil, sacan peores notas, cada vez que los ves tienen el aparato en la mano, se irritan cuando los interrumpes, "su móvil es su vida, lo tienen todo ahí".

En la mayoría de estos casos, son síntomas que indican que tu hijo o hija tiene una dependencia de su teléfono celular o de tu teléfono móvil. No te preocupes, las generaciones T y Z son dos generaciones bastante adaptadas a la tecnología. Tienen control sobre ella, pero tenemos que ayudarlos a controlarse.

Al igual que nosotros, tienen mucha facilidad para engancharse y volverse adictos a eso que les gusta, con la consecuente pérdida de condiciones de vida. Sí, de condiciones de vida. Ninguna dependencia es buena. Nos hace vulnerables y nos hace perder otras cosas. Una de las frases que más he escuchado de la generación Z es: "¿Por qué vamos a viajar si lo podemos ver en Google Maps?" Eso se irá perdiendo con los años, estamos seguros, pero están perdiendo oportunidades de descubrir, de relacionarse y de sentir.

¿Cómo desenganchar a mi hijo pequeño que quiere mi teléfono móvil de la tecnología?

Debemos tener claro que lo principal es no suprimir del todo la tecnología. Esta no es mala si no la usamos sin cabeza. Por lo tanto, no hay que confundir disminuir su uso y amplificar intereses con suprimirla totalmente.

Teniendo eso claro, es imprescindible tener una conversación con el niño o la niña. Explicarles las consecuencias de utilizar mucho el móvil. Con esto, solo seguirán pidiéndolo, pero al explicarles, les removemos los sentimientos.

Después de esto, tenemos que buscar contextos al principio donde el niño menos piense en el móvil. Hay que mantenerlo ocupado. Luego llegará el momento en que nos lo volverá a pedir, pero siempre tenemos que recurrir a la primera estrategia: "¿Te acuerdas de lo que hablamos?"

Otra medida tiene que ser darle actividades en las que no pueda utilizar el móvil, como jugar al fútbol, hacer deporte, jugar con muñecos y muñecas, etc.

También, si estamos en el coche, decir que no con firmeza, pero sin enfadarnos, y proporcionar una alternativa, como por ejemplo cantar, escuchar música, jugar al veo-veo, etc.

Sin que él o ella nos lo pidan, podemos ofrecerles el móvil como medio didáctico, siempre para el aprendizaje, con diferentes aplicaciones educativas controladas por nosotros y nosotras con una duración exacta. Si son 10 minutos, son 10 minutos y a otra cosa.

No regalarle ningún teléfono móvil, por mucho que sus amigos lo tengan, por lo menos hasta después de los 12 años. Este regalo debe tener unas condiciones establecidas por ustedes como progenitores.

Durante este proceso, nunca perder la paciencia. Las cosas más importantes cuestan conseguirlas, y esta no va a ser menos. Es muy importante que se reduzcan las pantallas en nuestros niños y que cuando las utilicen sean como medios didácticos.

Cómo desenganchar a un adolescente del móvil o celular

Desenganchar a un adolescente del móvil puede ser un proceso difícil, ya que ellos suelen estar más aferrados a su uso y consideran que lo necesitan para estar conectados con sus amigos y para su vida social en general.

Es importante establecer límites de tiempo claros para el uso del móvil, tanto en el tiempo total como en el uso de aplicaciones específicas. Animar al adolescente a realizar actividades al aire libre, como deportes o caminatas, que le permitan desconectar del móvil y estar en contacto con la naturaleza.

Incentivar al adolescente a realizar actividades creativas como escribir, dibujar, tocar un instrumento, entre otras, que le permitan desarrollar su creatividad y alejarse del uso del móvil. Es importante fomentar la interacción social en persona y animar al adolescente a salir con sus amigos o a realizar actividades en grupo.

Proporcionar alternativas para mantenerse ocupado, como juegos de mesa, libros, revistas, entre otras, que permitan al adolescente entretenerse sin el uso del móvil. Es fundamental que los padres den un buen ejemplo y reduzcan también su propio uso del móvil.

Tener una conversación abierta y sincera con el adolescente sobre el uso del móvil y los efectos negativos que puede tener en su vida social y personal, puede ayudar a concientizarlos sobre su uso excesivo.

Libros sobre "mi hijo quiere mi teléfono móvil"

Si quieres regalarle un libro a tu hijo que hable sobre lo negativo de estar enganchado al teléfono móvil. O simplemente quieres comprarte tu uno que te ayude a desenganchar a tu hijo o hija, te dejamos este listado.

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