Mi hijo tiene disartria

Mi hijo tiene disartria. Consejos y tratamiento en niños y niñas

Mi hijo tiene disartria, es un artículo en el que pretendemos mostrarte qué es y cómo tratarla. Si tu hijo o hija ha recibido el diagnóstico en los últimos días, estarás buscando información y te encontrarás todo tipo de noticias y opiniones acerca de este trastorno.

Sin embargo, pensamos que una web de internet no te va a mostrar lo que es tu hijo o hija. Lo aprenderás con los años y lo habrás visto antes de la etiqueta. Cada persona tiene sus propias características, y aunque tengamos una etiqueta encima, con un diagnóstico, tenemos que pensar que somos seres únicos.

Por ejemplo, un niño con desarrollo típico no es igual a otro niño con desarrollo típico. Es imposible que haya una totalidad de características de una persona que se repitan en otra. Por ello, al igual que explicamos en el artículo de la discalculia, en tu hijo con una etiqueta de disartria no tiene por qué tener las mismas características de otra persona con el mismo padecimiento.

A pesar de ello, desde Pedagogía Millennial te vamos a mostrar lo que es la disartria, las posibles causas y los tipos que hay. Además, te vamos a dar una serie de consejos para que puedas llevar a cabo con tus hijos.

Apartados de la publicación
  1. Definición de disartria. ¿Qué es?
  2. Mi hijo tiene disartria. ¿Qué causa la disartria?
  3. ¿Qué tipos hay?
  4. Mi hijo tiene disartria. ¿Qué puedo hacer?
  5. Técnicas y terapias específicas para la disartria

Definición de disartria. ¿Qué es?

Disculpa, tienes razón. La palabra "disartria" no lleva tilde. Gracias por señalarlo. Aquí está la corrección:

La disartria es un trastorno que afecta a las personas a nivel neurológico y que provoca alteraciones en el control de la articulación del habla. Esto provoca que tanto niños como adultos no puedan controlar la vocalización y les sea muy difícil la pronunciación de fonemas.

Lo más probable es que este trastorno acompañe a tu hijo desde el nacimiento, aunque también se puede producir en algún momento del crecimiento del menor. Para detectarlo, lo más importante es que acudas a un profesional, pero pueden producirse señales antes que no debemos ignorar.

Cuando el niño empiece a hablar, debemos ver cómo es su tono de voz, si es muy nasal o áspero para un niño de esa edad. También debemos mirar si se producen cambios en la entonación, si habla bajo y alto en la misma frase.

Debemos estar atentos a cómo mueve los músculos de la cara y sobre todo de la boca. Esto nos puede mostrar que el niño tiene dificultades para mover su boca. También puede ser que notemos flacidez o rigidez en la boca.

Otra de las señales más recurrentes en la disartria es la dificultad para respirar. Se puede apreciar en los niños una respiración entrecortada. Este es uno de los primeros síntomas que podemos observar.

Debemos ver cómo es el manejo de la saliva y la deglución. En el niño con disartria hay una dificultad muy grande para utilizar la saliva. Esto hace que masticar y tragar sea difícil para él. Notaremos una preferencia por comidas de tipo puré.

A pesar de todo, queremos insistir en que cada niño es único y mostrará sus síntomas de forma diferente a los otros, pero esto nos puede servir como una pista o guía.

Mi hijo tiene disartria. ¿Qué causa la disartria?

La disartria tiene muchas posibles causas. Es normal que cuando sabemos que nuestro hijo tiene disartria nos auto culpemos por ello. Sin embargo, no tenemos que ir tan lejos para darnos cuenta de que puede pasarle a cualquier niño o niña. No tiene nada que ver con la genética, tampoco con el mal cuidado del menor. Simplemente hay diferentes causas que no podemos controlar.

La principal puede ser una lesión cerebral. Un golpe o un mal movimiento pueden provocar este daño del que nadie se puede librar. En fetos, puede deberse a que no desarrolla bien el cerebro.

Otras causas, menos comunes en niños, pueden ser la aparición de un tumor cerebral que afecta las conexiones neuronales. También la demencia, el Parkinson o la esclerosis múltiple. Como decimos, estas últimas son menos frecuentes en niños, pero no descartables.

Otras causas pueden ser un traumatismo cervical que está asociado al cerebro. También en niños se puede producir una parálisis cerebral o una distrofia muscular. Ambos son trastornos que se desarrollan desde el nacimiento.

Por último, pero no menos importante, la disartria puede estar asociada al consumo de alcohol. Aquí debemos detenernos, porque si durante el embarazo la madre ha consumido alcohol, se puede producir este daño por intoxicación. En este caso, decir que mi hijo tiene disartria y no es por mi culpa es mentir.

El consumo de alcohol es muy perjudicial para el feto. También lo es el consumo de narcóticos y medicamentos que afectan al sistema nervioso central. Aunque nosotros los estemos tomando, también se los estamos dando al niño o niña.

¿Qué tipos hay?

Nos centraremos ahora en los tipos de disartria. Como padres y madres, debemos reconocer en qué tipo se encuentra nuestro hijo o hija, aunque como decimos, no tiene por qué estar reflejado aquí. Cada niño o niña es diferente.

Sin embargo, diversos autores han hecho una clasificación de la disartria para que los profesionales puedan encuadrar mejor a cada niño o niña e intervenir con ellos. En este caso, hablaremos de esta clasificación para que la conozcamos.

El primer tipo es la disartria flácida, que se caracteriza por la realización de movimientos automáticos. En el niño o niña vemos debilidad en los reflejos musculares de la cara. También existe esta debilidad en las cuerdas vocales y cierta dificultad para respirar.

El segundo tipo es la disartria espástica, que localiza el daño en las vías de activación de la corteza al tronco cerebral y la médula espinal. Se caracteriza en el individuo por tener debilidad muscular, espasticidad en el movimiento de la cara. Sus movimientos bucales son exagerados y tiene una respiración entrecortada.

A continuación, nos encontramos con la disartria atáxica, la cual hace visible en el niño o niña una hipotonia de los músculos. Trastoca la capacidad para realizar movimientos apropiados. En la voz, se aprecia una entonación áspera y monótona.

Por último, hablaremos de la disartria mixta. Esta es la peor que puede tener una persona. Es la más difícil de tratar y la que peor pronóstico tiene. Se produce por la aparición de tumores, traumatismos, enfermedades degenerativas, etc. Tiene todos los síntomas de los anteriores tipos de disartria.

Si quieres aumentar tus conocimientos sobre los tipos de disartria que existen te recomendamos esta web.

Mi hijo tiene disartria. ¿Qué puedo hacer?

Ahora bien, una vez sabemos el diagnóstico no nos podemos quedar de brazos cruzados. Nuestra recomendación es siempre que busquéis un profesional que pueda trabajar con vuestro niño o niña.

No podemos quedarnos simplemente con la frase de que mi hijo tiene disartría. Hay muchos profesionales y muy bien cualificados para trabajar con los pequeños desde que comienzan a hablar.

El tratamiento que nosotros recomendamos es el logopédico. Este profesional es experto en este trastorno y es el que mejor les va a orientar. No solo trabajará con el niño o la niña, sino que también va a realizar una serie de pautas personalizadas para que se hagan en casa.

El trabajo del logopeda consistirá en la corrección de los defectos en la articulación. También en la pronunciación de las palabras, desde un punto de vista fono vocálico o de omisión de aquello que resulte imposible.

También se puede trabajar en la sustitución y deformación de sonidos. Con todo ello se mejora la articulación y la inteligibilidad del niño o la niña.

Otra de las cosas que suele hacer el logopeda es trabajar sobre la postura, el tono o la fuerza muscular. Normalmente si esto no lo consigue él por sí solo, lo derivará al fisioterapeuta o al psicomotricista relacional.

Lo único que consideramos fundamental es comenzar a trabajar con el niño o la niña lo antes posible. La atención temprana permite que muchas personas puedan desarrollar habilidades que desde el nacimiento parecían imposibles. Es muy importante para el ser humano empezar a trabajar lo antes posible en las dificultades que tengamos para superarlas.

Técnicas y terapias específicas para la disartria

Existen diversas técnicas y terapias específicas para tratar la disartria y mejorar la habilidad de hablar de las personas que la padecen. Aquí describiremos algunas de las más comunes:

Terapia de habla y lenguaje: Esta terapia se enfoca en mejorar la producción del sonido y la claridad del habla, así como en la comprensión y uso del lenguaje. El terapeuta trabaja con el paciente en tareas específicas de habla y lenguaje para mejorar la velocidad, la fuerza y la claridad del habla.

Terapia ocupacional: Esta terapia se enfoca en mejorar la capacidad del paciente para realizar tareas cotidianas, como vestirse, comer y hablar. El terapeuta trabaja con el paciente en tareas específicas para mejorar su capacidad para realizarlas de manera eficiente y segura.

Terapia de respiración y fonación: Esta terapia se enfoca en mejorar la fuerza y la claridad de la voz. El terapeuta trabaja con el paciente en ejercicios de respiración y fonación para mejorar la capacidad de producir sonidos claros y fuertes.

Es importante destacar que cada paciente con disartria es único y puede requerir una combinación de estas terapias o terapias adicionales para lograr los mejores resultados. Es importante trabajar con un profesional cualificado para determinar el tratamiento más adecuado para cada paciente individualmente.

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